jueves, 10 de febrero de 2011

Siempre con nosotros

Mi padre se ha ido casi sin despedirse, en cierto modo ha tenido la partida que seguro pedía en sus oraciones diarias; siempre huyó de la muerte repentina que tuvo mi abuelo Lucas y de los años de padecimiento de mi abuela Antonia. Así que me consta que se ha ido feliz. Ahora los tres se han reencontrado y no paran de enviarnos la fuerza de Dios que en estos momentos se hace mucho más presente. Espero que todos estemos a la altura esperada y la esperanza del reecuentro el día de la resurrección nos haga crecer en este trance.