Dicen algunos que el pueblo nunca se equivoca. Por mi parte apunto que no siempre acierta, lo que está claro es que esta mañana me siento un poco equivocado ya que esperaba otra culminación de la celebración de las Fuerzas Armadas en Málaga.
Es verdad que todo estaba anunciado y nos hemos dejado llevar por el amor patrio que forma parte de la educación que hemos recibido. Pero Málaga -acostumbrada a la solemnidad militar de la Semana Santa- nunca imaginaba que se iba a sentir tan engañada e insultada por los rectores de lo que queda de ejercito.
Todo ha sido triste y estaba claro que la repercusión mediática ha sido mínima. La mano negra de la dictadura de los votos es como un pulpo; no por ello quería dejar pasar la ocasión para mostrar mi repulsa uniéndome a la indignación ante un espantoso ridículo.