Una pena que la fidelidad en el voto no se vea premiada con un actitud solemnemente firme ante temas escabrosos que los políticos se limitan a sortear.
Este es el caso del Partido Popular ante temáticas tan importantes para la conciencia como la religión y los intentos de que los votantes convirtamos en sinónimos el laicismo y la aconfesionalidad del estado. Saben que no nos queda otra que agarrarnos a su clavo ardiendo y por eso disfrazan de progresía burda los programas electorales.
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