Los politicuchos cada día nos lo ponen más fácil. Esta vez se trata de reforzar la política lingüística en el Senado donde se gastaran no se sabe cuanto -mejor no saberlo- en que sus señorías se expresen en lenguas y dialectos del territorio patrio.
Es poco probable que alguno medite en el futuro suprimir los pinganillos para ahorrar, lo que si es seguro es que ninguno exponga la obligatoriedad de suprimir eso que llaman Senado que ni ellos saben para lo que sirve.
Lo cierto es que cada vez más españoles o nos tapamos los oídos o volvemos la cara y la espalda ala catástrofe que nos toca torear.
Esta claro que no nos queda otra que asumir el mal menor, no por ello tenemos que dejar constancia de lo que se debe o no se debe hacer.
Esta claro que no nos queda otra que asumir el mal menor, no por ello tenemos que dejar constancia de lo que se debe o no se debe hacer.
Juzguen ustedes mismos...
El pinganillo es un gasto innecesario con la que está cayendo.
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