sábado, 17 de septiembre de 2011

Te doy mi palaba

En mi caminata diaria me encuentro con el programa de onda cero "Te doy mi palabra", hoy el tema estrella era eutanasia.

Ante una visión nada objetiva he sido testigo de una exposición desconcertante de la periodista Isabel Gemio que ha entrevistado a Monserrat, una paciente terminal que pedía en directo el "suicidio asistido" según sus palabras textuales.

Sin más preámbulos reproduzco seguidamente el mail con el que he participado: 


Estimada Isabel:


Es usted un encanto, siempre que puedo la escucho pero tengo cierta inquietud por los comentarios vertidos sobre la eutanasia hace algo más de media hora en su programa. Ciertamente mucho más sorprendido conociendo algo de su trayectoria y sensibilidad que, por supuesto, la han convertido en una excelente profesional con ciertos valores, escasos en muchos de sus compañeros de profesión.


Me da la impresión, que nos ha dejado clara su postura sobre la eutanasia, pero seguro que muchos de sus oyentes tienen, tenemos la perspectiva religiosa de la que se ha prescindido en todas las intervenciones habidas.

La vida es un don de Dios para muchos de sus admiradores. Jesús desde la Cruz no decide el momento de morir, no se baja de la Cruz, nos enseña que no hay muerte sin sufrimiento, nos ama incondicionalmente. No presenta un amor ficticio, a medida de cada cual. Los que aspiramos a crecer en nuestro cristianismo no podemos verlo de otra manera. 

Permitame la recomendación de que lo mismo que va a proponer una plataforma a favor de la eutanasia, promueva otra para que cientos de miles de oyentes de onda cero, cuya linea editorial presuntamente plena de independencia,  sirva para explicar a la sociedad que no puede existir una ley que obligue a los médicos a apretar el gatillo, por muy mal que estén los pacientes. Tal y como se lo ha dicho uno de los doctores "que no se sentía capaz". Eso es una aberración, tanto como impedir nacimientos de niños que presuntamente van a tener una discapacidad.

Sea valiente, lo ha demostrado muchas veces, digaselo a Rubalcaba.

En fin, reciba la sugerencia por supuesto en plan constructivo, y en la seguridad de que pienso,  que habiendo quedado mas o menos  claras sus convicciones  laicistas, si usted hubiera estudiado medicina no la veo ni apretando el gatillo ni asesinando vidas engendradas desde el minuto cero en el seno materno.

Créame, prescindiendo de idearios religiosos,  defender o promover estas historias que usted nos cuenta hoy es cruzar la linea roja y convertirnos en una sociedad enferma. Esa es la verdadera crisis. 

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